Alguna vez te has preguntado:
¿Cómo surgieron las pelucas?
¿Cuál es su historia?
y en general:
¿la historia de las pelucas?
La palabra «peluca» precede de la lengua francesa, en la que el término peruque significa mechón de pelo. Esta cubierta de la cabeza, principalmente artificial, imita el pelo crecido de manera natural y sirve a las personas como segundo peinado, ya sea por la pérdida de pelo por diferentes causas, o por el deseo de una transformación permanente cuando quieren cambiar fácilmente.
Pero también puede ser el resultado de un pensamiento práctico: no tener que rehacer su peinado continuamente.
Ya los egipcios, los griegos, los romanos y otros pueblos de la Antigüedad conocían las pelucas, así que no son un invento reciente. En el siglo XVII en Europa fueron muy populares, cuando los nobles las llevaban a la corte. Hace más de 300 años el rey francés Luis XIII(1601-1643), que sufría de calvicie, introdujo la moda de las pelucas en su corte. Rápidamente esta moda se extendió por su comodidad y como señal del más alto rango, lo cual se conseguía en el sentido de que las pelucas seguían creciendo en altura. Especialmente las mujeres se superaban en el arte de llevar peluca. No era algo raro que hubiera servidores cuyo único cometido era cuidar de que el caro adorno de la cabeza se mantuviera verdaderamente sobre la misma. Espolvorear la peluca con harina o polvos servía para ocultar la piel de la cabeza y el pelo canoso, que al principio aún se podía ver a través de la misma. Dicho sea de paso, según el país estaba generalmente prohibido a los estratos sociales inferiores empolvar las pelucas, o estaba gravado por un impuesto exorbitante. Más tarde, esto se aplicó también por llevar una peluca.