SEGÚN VARIOS ESTUDIOS, DIVERSOS PEINADOS SE CORRESPONDEN CON DETERMINADAS CARACTERÍSTICAS Y RASGOS DE LA PERSONALIDAD.
Que sea largo o corto, teñido o no, afeitado o con extensiones, con la frente despejada o con mechones, que lleve la raya a la izquierda, a la derecha, en medio, o ninguna, el modo en que las personas llevamos el pelo dice mucho de nuestro modo de pensar y de comportarnos, y con ello de nuestra personalidad y actitud ante la vida.
Naturalmente, el peinado puede variar constantemente, y además existen las distintas tendencias.
Sin embargo, lo mismo vale también para la vida afectiva: la vestimenta y el pelo sirven de manera especial para establecer la comunicación no verbal, ya que a través de ellos enviamos mensajes subconscientes y comunicamos nuestro estado más íntimo al mundo exterior.
Entonces el peinado parece desempeñar un papel especial.
Cuando nos hacemos un nuevo corte de pelo, incluso un nuevo color, la causa de ello puede ser un pequeño cambio o un punto de inflexión de profundo alcance en nuestra vida, que marcamos de esa manera. Así, el pelo se convierte en un útil indicador para conocer el modo de ser y el desarrollo personal de un individuo.
El peinado es nuestra carta de presentación personal, por lo menos tan importante como la ropa que vestimos. Es un espejo de nuestra personalidad.